ORIGEN HISTÓRICO

En España durante la época del llamado "desarrollismo", durante las décadas de los años 50, 60 y 70, se necesitaba una construcción rápida de viviendas, y es cuando el cemento aluminoso se empezó a utilizar sobre todo entre 1953 y 1973, de una forma importante en la fabricación de viguetas de hormigón pretensadas para los techos de las edificaciones.

El motivo de su uso, a pesar de ser más caro que el cemento Portland, era porque su rápido endurecimiento permitía a las fábricas de viguetas desmoldar más rápidamente y aprovechar los moldes para acelerar el proceso de producción.

Con la publicación de la primera Instrucción del Hormigón Estructural (EH-68) en 1968, se empezó a poner en duda el uso de cemento aluminoso por una posible evolución desfavorable en la resistencia del hormigón, especialmente en viguetas pretensadas expuestas a ambientes cálidos y húmedos. Finalmente, realizados ciertos estudios de la evolución de la resistencia y prestaciones de este tipo de viguetas, se prohibió en 1977 el uso de viguetas con un elevado contenido de cemento aluminoso.